Hace unas semanas la consultoría de Recursos Humanos MERCER publicó el ranking actualizado de ciudades del mundo con mejor calidad de vida, entre un total de 221 ciudades estudiadas. 39 factores fueron los analizados en cada caso: factores de índole político, sanitario, educativo, médico, de consumo, alojamiento, contaminación ambiental, riesgos climáticos y naturales, seguridad personal, etc.
En las primeras 10 posiciones de este ranking predominan ciudad europeas, especialmente ciudades de Suiza y Alemania. Barcelona se sitúa en la posición 42 y Madrid en la 48. Hasta el puesto número 31 no aparece una ciudad estadounidense (Honululu). San Francisco se sitúa en la posición 32. Nueva York aparece justo en el puesto siguiente a Madrid, la 49 de la lista. Hamburgo, que normalmente pasa desapercibida, aparece en la posición 23.
Algo tiene esta ciudad que, en cuanto la "vives", aunque sea durante poco tiempo, engancha. Y no son sólo sus conocidos e históricos monumentos, o su famoso inmenso puerto, lo que destacaría de esta ciudad, sino más bien esos rinconcillos especiales que día a día, a pie, uno puede descubrir y disfrutar en esta urbe de aproximadamente 1.800.000 habitantes.
El destino me llevó a Hamburgo a mediados de febrero de este año y desde entonces disfruto de esta ciudad, con sus días fríos (muchos al principio), lluviosos (de momento no tanto como su fama indica; veremos en adelante...) y soleados (salir a la calle es entonces una obligación; la ciudad cambia por completo y sería una pena perderse semajante transformación).
No hace mucho pensé en iniciar este blog. La idea era adelantar un poquito a mis amigos y familia, lo que se iban a encontrar cuando vinieran a visitarme. Luego me pareció que también podría gustar ver dónde vivo a aquellos que no podrán venir por aquí (si la montaña no va a Mahoma...). Más adelante pensé que podría servir a cualquiera que le apetezca darse una vuelta por el blog (a pie, eso sí...) e incluso, aportar nuevas ideas, consejos, hallazgos, recomendaciones, críticas, etc., a este blog. Al fin y al cabo sólo podré escribir sobre mis impresiones y seguro que no serán siempre compartidas. He de confesar que también pensé, ¿y si nadie viene a verme?, ¿y si nadie participa?, ¿y si estoy escribiendo sobre algo que no interesa?. Bueno, en ese caso he decidido que este blog será un regalo para mi destino, recuerdo de mi estancia en Hamburgo (si el que no se consuela...), jajaja.
Lo sabía, sabía que me iba a enrollar. No falla. Prometo no hacerlo en próximas entradas (anda! pero si tenía los dedos de los pies cruzados! jejeje).